A lo largo de tu carrera profesional, es posible que hayas sentido en algún momento que no eres merecedor de tus logros, que estás engañando a los demás o que en cualquier momento te descubrirán como un «farsante».
No estás solo en este sentimiento, y se le conoce como síndrome del impostor.
Hoy, desde CESTE, Escuela Internacional de Negocios, queremos explorar este fenómeno y darte herramientas para enfrentarlo.
Índice de Contenidos
¿Qué es el síndrome del impostor?
Quizá hayas escuchado sobre el «síndrome del impostor» y te hayas sentido identificado o hayas pensado en alguien que podría estar lidiando con él. Este fenómeno es una condición psicológica.
Se refiere a la incapacidad de reconocer los propios logros, y el esfuerzo o habilidades propias. La constante sensación de que, en cualquier momento, todos descubrirán que eres un «fraude».
Afecta a muchos, sin importar el género, la edad, o el ámbito profesional. Las personas no siempre saben que lo que sienten tiene nombre y que, de hecho, es común en la alta dirección.
Hablar sobre esto, entender sus síntomas y matices, es el primer paso para desenmascarar este fenómeno y afrontarlo con estrategias efectivas.
¿Cuáles son los síntomas?
Entender sus síntomas es vital para poder gestionarlo y evitar que sabotee tu crecimiento profesional y personal. Estos pueden variar, pero en general, quien lo padece suele:
- Dudar constantemente de sus habilidades.
- Tener miedo de ser descubierto/a como un/a «fraude».
- Atribuir logros a la suerte o ayuda externa, y no al mérito personal.
Tipos de síndrome del impostor
La experta en este síndrome, Valerie Young, ha identificado varios “subtipos” que reflejan las diversas formas en que este síndrome se manifiesta.
Aunque todos compartan una base común, el síndrome del impostor se manifiesta de diferentes maneras.
- El experto: Este tipo siente que debe saberlo todo. Si no lo sabe, se siente incompetente o no preparado/a.
- El falso genio: Cree que todo debería salirle bien a la primera. Si no es así, piensa que es un fracaso.
- El individualista: Piensa que pedir ayuda es una señal de incapacidad y, por ende, prefiere esforzarse solo/a.
- El perfeccionista: Nada es suficientemente bueno. Siempre cree que pudo hacer las cosas mejor, aunque los demás vean su trabajo como impecable.
- La super-persona: Se exige al máximo y trabaja más duro que los demás para demostrar que es digno/a de su puesto, aunque eso signifique sacrificar su bienestar.
El síndrome del impostor en la alta dirección
Los profesionales en altos cargos no están exentos. De hecho, la alta dirección es especialmente susceptible debido a las altas expectativas y responsabilidades que conlleva su puesto.
¿Cómo le afecta a una persona el síndrome del impostor en el trabajo?
Un directivo con síndrome del impostor tiende a estar plagado de autoduda, a pesar de su posición y logros aparentemente impresionantes.
Esto puede llevar a una falta de confianza en sus decisiones, perfeccionismo, procrastinación y, en última instancia, puede impedir la eficacia del liderazgo. Además, podría llevar a la persona a rechazar oportunidades valiosas por temor a no estar a la altura.
¿Por qué los mandos intermedios y altos pueden desarrollar este síndrome?
Los mandos intermedios y altos a menudo se enfrentan a una presión y expectativas desmesuradas, que los sitúa en un foco constante de atención y evaluación. Mantener una imagen y responsabilidad de guiar a un equipo puede llevar a estos líderes a cuestionar sus habilidades y decisiones constantemente.
Esta realidad puede hacer que el miedo al fracaso o a no estar a la altura se intensifique, especialmente, si internamente sienten que no poseen todas las respuestas o habilidades que se supone deben tener.
En estos niveles, cualquier error o fallo se magnifica, pudiendo percibirse como una amenaza no solo para su posición, sino también para la estabilidad del equipo o la empresa que lideran.
En este contexto, suelen surgir preguntas internas persistentes acerca de su legitimidad y merecimiento del rol que ocupan, afectando así, su toma de decisiones, confianza y bienestar general.
¿Cómo superar el síndrome del impostor?
Aquí entra en juego la importancia de reconocer y aceptar este fenómeno.
Superar el síndrome del impostor puede implicar una combinación de reconceptualización cognitiva, desarrollo de habilidades blandas, y en algunos casos, el apoyo de un profesional, como un psicólogo o un coach especializado.
Formas en las que puedes lidiar con el síndrome del impostor
Combatirlo no es un camino sencillo, pero afortunadamente, hay estrategias probadas que pueden ayudarte anavegar por este desafío mental desde técnicas psicológicas hasta prácticas conductuales.
A continuación, abordaremos algunos enfoques prácticos que podrían guiarte hacia una percepción más auténtica y positiva de tus capacidades y éxitos.
- Controlar los pensamientos: Reconoce y desafía esos pensamientos negativos que te limitan. No todo pensamiento que cruza tu mente es un hecho.
- Dueño de tus logros: Haz una lista de tus logros y revísala constantemente. Eres merecedor/a de tus éxitos.
- Eliminar el pensamiento de la perfección: Entender que la perfección es una meta inalcanzable. Es más importante esforzarse y aprender en el proceso.
- Todo fracaso es aprendizaje: En lugar de ver los errores como fracasos, míralo como oportunidades de aprendizaje.
- Establecer metas realistas: Evita ponerte metas inalcanzables. Reconoce tus capacidades y límites.
- Evitar la autocrítica: Deja de ser tan duro/a contigo mismo/a. Valora tus esfuerzos y celebra tus pequeños logros.
- Buscar ayuda: Si sientes que no puedes solo/a, busca el apoyo de amigos, mentores o un profesional de salud mental.
Para enfrentar este fenómeno, la formación y capacitación continua son esenciales. En el ámbito de la alta dirección, es fundamental no solo tener las habilidades técnicas, sino también el entendimiento y el manejo emocional para liderar equipos y tomar decisiones acertadas. Es aquí donde la educación juega un papel crucial.
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