Para hablar de nuestro Programa Superior en Planificación Financiera contamos con Alberto Lucia, asesor financiero en Grupo Kìron y gestor de patrimonio, quien nos explica qué competencias y conocimientos son necesarios para trabajar en un puesto como el que ocupa.
“Mi trabajo es sacar al cliente de la entidad de toda la vida y buscarle una nueva entidad financiera, que le permita solucionar sus problemas. En Estados Unidos está muy en boga la figura del asesor financiero y está muy bien vista, pero en España, cuesta bastante más confiar en un tercero para manejar su dinero o cubrir cualquier necesidad de financiación, por eso es bastante importante transmitir confianza”. Lo que acaba de contarnos Alberto es una parte del trabajo que realiza, para el cual además de unos sólidos conocimientos financieros, es necesaria también formación jurídica y fiscal.
Una figura que, pese a no estar todavía al nivel de Estados Unidos en cuanto a familiaridad, goza sin embargo de unas muy buenas perspectivas. “Es un buen momento para las figuras externas a la banca, los chicos que están estudiando, pueden orientar su carrera profesional a este sector, que a mí me apasiona. Además, ahora hay formaciones muy específicas en banca o administración y dirección de empresas, por ejemplo, que después se pueden complementar con un master como el que oferta CESTE”.
Aprovechamos la ocasión para que Alberto nos cuente, desde dentro, cómo es la vida de un asesor financiero y qué retos le supone diariamente. “Las mañanas las dedico a reunirme con entidades financieras en las que tengo operaciones planteadas tanto de intermediación financiera como temas de inversión, para ver los estados en que está cada operación. Por las tardes quedo con clientes para explicarles según los casos, cómo van sus inversiones o que me cuenten cuáles son sus necesidades de liquidez, porque también me encargo de negociar con entidades y localizar financiación”.
Por supuesto, hay un trabajo previo muy importante, que consiste en estar convenientemente informado sobre sus clientes y del nivel de riesgo que están dispuestos a asumir, para lograr los mejores resultados posibles. “Cuando una operación sale mal, eres el responsable y si va bien, cobras por ello. Esto también depende del perfil de cada cliente, de los test previos o las conversaciones que hayamos mantenido, para ver qué podemos hacer y qué no. No todos los perfiles están preparados para contratar todos los productos”.
Finalizamos nuestra charla cambiando de tema pero sin alejarnos del mundo de las finanzas para interesarnos, en pleno apogeo del Big Data y la Inteligencia Artificial, por cómo se dejan notar estas tecnologías en el sector. “Sobre todo, en inversión, ya pueden programarse robots que te abren y cierran las operaciones, por ejemplo, pero es posible que estos sistemas de inteligencia artificial no tengan en cuenta otras circunstancias de cultura económica o momentos concretos. En mi puesto, y a la hora de encontrar financiación, sigue funcionando el tú a tú, los contactos bancarios, el contacto con directores, jefes de zona, gestores de riesgos… Creo que es lo que más prima”.
Alberto Lucia es docente en el Programa Superior de Planificación Financiera (PPF)